Deportes autóctonos
Visitar Antigua y no disfrutar de una buena luchada en el terrero municipal, es no llegar a saborear nuestra quinta esencia, no llegar a conocer nuestra verdadera identidad. No en vano nuestra tierra es cuna de importantes luchadores que han brillado con luz propia en el plano deportivo canario a lo largo de la historia.
La lucha Canaria
Esencialmente, la lucha es un legado cultural de los primeros pobladores de las Islas, que, después de un proceso generacional incluido en la travesía de varios siglos, y contemplando todos los afectos que la sucesión han podido generar, se ha significado como la manifestación deportiva canaria por excelencia. Una de las manifestaciones aborígenes de la raza primitiva o ante-hispánica del Archipiélago Canario, llamada guanche, que aún se conserva y es considerada de interés dentro de la etnografía canaria.
Según el Reglamento Técnico de la Lucha Canaria: “ la lucha canaria es un deporte vernáculo de las Islas Canarias, caracterizado por su habilidad y nobleza, teniendo como principio básico el desequilibrio del contrario hasta hacerle tocar el suelo con cualquier parte de su cuerpo que no sea la planta del pie, empleando para ello, con un buen agarre, una serie de mañas o técnicas tanto de manos como de pies.
Historia: La lucha canaria se adivina como un método de defensa del aborigen frente a los abusos de los conquistadores y en tiempo posterior, una actividad ociosa. En una fase posterior, contextualizada entre mediados de los siglos XIX y XX la lucha, aún desprovista de cualquier regulación normativa, es una manifestación espontánea de diversión de arraigo popular.
A partir de los primeros años de la década de los 40, ya en pleno siglo XX, se constituyó la primera federación: la lucha se institucionalizó y reguló como deporte. En concreto en 1943 se constituyó la primera federación, con sede en Tenerife, antes de la conformación de las dos entidades provinciales. Es la etapa propiamente deportiva de la lucha canaria, en cuanto que la competición ya está organizada y normativizada. La creación de la Primera Federación Regional de Luchas, que, emancipada de su anterior dependencia de la FEL ( Federación Española de Luchas), auspicia la elaboración y aprobación de un reglamento de aplicación regional, se constituyó en los primeros meses de 1985.
Características: Si a algún deporte cabe aplicar aquel refrán “Mente sana en cuerpo sano” ese es la lucha canaria, el atleta tiene que ser valiente, habilidoso, dotado de una inteligencia selecta con cerebro lleno de luz. El luchador tiene que ser fuerte, viril y sano, siendo otra de las grandes virtudes de la lucha canaria junto al arte y destreza, su privilegiada nobleza. Colectiva e individualmente, los luchadores se saludan antes y después del encuentro o de la agarrada.
La agarrada es la confrontación propiamente individual entre dos luchadores y se inicia en cuanto los contendientes se agarran mutuamente la boca-pierna derecha del calzón de brega con la mano izquierda. Los hombres deben estar situados a la misma altura. Cuando el árbitro indica el comienzo de la agarrada, las manos y los pies pueden actuar con absoluta libertad, con el solo límite del dolor del adversario.
La finalidad que se persigue es, fundamentalmente, que uno de los contendientes produzca el contacto con el terrero (arena, por lo general) de cualquier parte del cuerpo de su rival que no sea la planta de los pies.
En la competición clásica , cada equipo está compuesto por doce luchadores, y, tras la disputa de un límite de tres agarradas, vencerá aquel atleta que obtenga uno o dos triunfos parciales. La cuarta agarrada, también denominada del minuto, sólo será disputada en supuestos de empate. En las dos hipótesis, el vencedor sumará un punto para su club.
La ropa de brega, debe reunir características determinadas. La camisa debe tener mangas amplias que cubran hasta la mitad del brazo. El calzón será de largo hasta por debajo de la rodilla y se llevará arremangado a mitad del muslo derecho dejando una holgura entre éste y el pantalón de seis centímetros como mínimo y ocho como máximo.
El puntal está considerado el luchador más facultado técnica y físicamente. El mandador es la persona debidamente acreditada por la Federación, que dispondrá el orden de salida de sus luchadores y ocupará sitio al lado de éstos cuando estén en silla. La figura del mandador es equiparable, en cualquier otra modalidad deportiva colectiva, a la del entrenador.
La instalación tradicional de la lucha canaria recibe el nombre de terrero, delimitado por dos círculos concéntricos cuyas dimensiones mínimas han de ser quince y diecisiete metros de diámetro respectivamente y se practica sobre la arena.
La ralentización de la imagen de una agarrada desvela frecuentemente la capacidad del luchador para improvisar contras y recontras de luchas en décimas de segundos, una habilidad seguramente congénita que distingue al luchador canario- como se ha demostrado en diversas confrontaciones internacionales- de los practicantes de otras luchas autóctonas.
El juego del palo
Una estampa tradicional canaria, antaño común y hoy típica de fiestas y romerías, es la ofrecida por los campesinos y pastores portando un palo. Este útil de varia utilización, instrumento y acompañante fiel, manejado como “arma” defensiva-ofensiva ha tenido en las Islas Canarias un desarrollo tal, que ha sido convertido en un “arte”, el llamado “Juego del Palo”. Manifestación vernácula de un pueblo, es seña de identidad que recoge en su realización la idiosincrasia característica del mismo.
Historia: Este símbolo de las actividades canarias tiene un origen lejano en el tiempo. Su práctica ya fue citada en el siglo XV por los cronistas de la Conquista de Canarias, que la observaron en los aborígenes canarios. Su utilización fue tanto guerrera como lúdica ya en esos tiempos. Su origen se supone común al de las esgrimas con palo, habituales entre los pueblos primitivos, la utilización de los elementos que el medio natural ofrecía.
Según los cronistas, era digna de admiración la extraordinaria habilidad que poseían los antiguos canarios esgrimiendo los palos y en el lanzamiento y esquiva de las piedras. Existen detalladas narraciones sobre el empleo de estos lances con palos en la vida pacífica, mediante actividades y manifestaciones lúdicas, pero son más, lógicamente, los relatos referidos al cruento momento de la conquista, donde los útiles de madera, afilados y endurecidos al fuego, fueron armas en la contienda.
Una vez finalizada la conquista, la manifestación vernácula del palo canario sufre una casi total desaparición pública, por la prohibición expresa de los conquistadores y por el retraimiento entre los conquistados ante la implantación del nuevo sistema de vida. Su pervivencia es posible por recluirse en las zonas donde las nuevas formas no están muy presentes, gracias a su transmisión de padres a hijos o allegados. Su aparición pública es escasa, en contadas ocasiones como son las confrontaciones bélicas ante las invasiones de piratas, o como los desafíos a la luz de la luna para resolver disputas y lances de honor.
Características: Esgrima de bastones de diferentes tamaños (palo, vara, lata, garrote, macana, sorinque, palo boyero, etc), cuyo fundamento se basa en la realización de técnicas de ataque, de forma controlada, que son defendidas por el otro jugador.
Tal y como se ha trasmitido hasta la actualidad, según los distintos estilos y variantes conservados en el Archipiélago, el Juego del Palo Canario consiste en un tipo de enfrentamiento (práctica lúdico-deportiva a modo de esgrima), más o menos crudo (a modo de combate simulado o “juego”), entre dos jugadores con un palo cada uno ( excepcionalmente en la modalidad de palo chico se utilizaron también dos), que tratan de “marcarse” (simulaciones de golpes sin contactos o “retenidos”) en las partes desprotegidas que ofrezca el otro, tratando de atacar (“mandar o golpear”), o responder (“contraer”), estando previamente defendidos (“atajados o con paradas”).
Tipos: Hay que señalar que cabe diferenciar tres modalidades fundamentales de juegos con palo (de enfrentamiento), establecidas en función del tamaño del palo (medido éste cuando es colocado apoyado en el suelo delante de una persona de pie). Las modalidades son:
-Palo grande (más alto que una persona).
-Palo medio (no más alto que la barbilla u hombro ni más bajo que la cintura).
-Palo chico (más bajo que la cintura, generalmente del tamaño del brazo o ligeramente inferior).
Dentro de estas modalidades existen varios estilos en función del diferente tamaño, grosor, manera de cogerlo, forma de defensa o distancia entre los jugadores.
- Palo grande: existen dos estilos conocidos bajo las denominaciones de Juego del Garrote y Juego de la Lata.
- Palo medio: conocido genéricamente por Vara o Palo, es el que presenta mayor variedad y riqueza.
- Del Palo chico, no se conocen estilos y en la actualidad es donde sólo subsisten jugadores individuales.
El Palo: El otro elemento principal. Debe poseer unas buenas características. Para ello es necesario escogerlo bien, prefiriéndose los surgidos en parte ventosa y soleada. Debe recolectarse a marea vacía en los menguantes lunares, a ser posible después de la parición del árbol. Las maderas deben estar lo más enteras posible. Puede ser de plantas silvestres o cultivadas. En las Islas Canarias se utilizan para el Juego maderas de los siguientes árboles, entre otros: sabina, paloblanco, acebuche, mocanero, granadillo, tarajal, eucalipto, membrillero, duraznero, almendrero amargo, etc., pero sobre todo el follao o afollado, el más apreciado tradicionalmente por su resistencia y ligereza.
La conformación de los palos difiere por el tamaño de éstos. El denominado grande (garrote o gala) es generalmente uniforme en sus proporciones de un extremo a otro, las denominadas puntas. Su grosor suele aproximarse al de dos dedos pulgares unidos. Su tamaño será superior al jugador (como mínimo de igual tamaño).
El llamado palo medio (generalmente vara o palo normal) debe ofrecer una diferenciación clara y progresiva de grosor, con dos extremos diferenciados, el más estrecho denominado “punta” y el más ancho “troso” (o “tronco”). En este último grosor suele corresponder al del ancho del dedo pulgar. La parte entre los extremos se denomina “media”. El tamaño nunca debe ser superior al hombre o la barbilla, ni inferior a la cintura del jugador.
El palo chico presenta variadas magnitudes en su conformación y grosor, sólo uniformes por su tamaño, siempre inferior a la cintura o aproximadamente del tamaño del brazo (o ligeramente inferior) del jugador.
El hombre bueno. Elemento secundario. Es común a varios estilos la presencia de una persona que durante el desarrollo de los juegos hace las funciones de mediador, supervisor, árbitro, que atiende que los mismos se realicen con nobleza y “como debe ser tradicionalmente”, evitando que “se calienten los palos”. Esta función suelen desempeñarla los maestros o los mejores jugadores de las escuelas, siendo su autoridad incuestionada.
La indumentaria: También elemento secundario. No existe vestimenta “reglamentada” formalmente. Para la práctica se acostumbra a utilizar ropa ancha que permita los movimientos necesarios. Es normal usar camisas amplias, sin cuello y remangadas al modo tradicional. En las demostraciones públicas o “exhibiciones”, con el fin de uniformizar, dignificar y enraizar la presentación, los jugadores han adoptado diversas vestimentas tradicionales canarias.
El Juego: Es la realización del acto de combinar las técnicas o “palos” desde las posiciones o “cuadras” adecuadas entre los jugadores.
Una vez preparados los jugadores y desde la posición de salida, se pasa a la cuadra de saludo o de comienzo, también llamada cuadra de guardia, entrecruzando los palos, chocándolos suavemente al comienzo.
En la vara, los palos se entrecruzan por la parte media aproximadamente, con el “troso” normalmente dirigido a la cabeza (sien) del otro jugador y la punta dirigida hacia el propio jugador. Ésta es la posición que se debe adoptar entre “palo” y “palo”, estando en colocación idónea para “mandar”, al tiempo que se está “atajado” o en situación de su fácil realización. Desde ahí se comienza a jugar.
Durante la posición normal del juego se deberá estar relajado en los brazos, pero firmes en las manos para la sujeción del palo, ejerciendo una ligera presión sobre el palo del otro jugador, lo que se llama “poder”, tanteando al otro para ver si cede. En este caso se hace un mandado. Con esta presión se evita que el otro jugador nos aparte nuestro palo. No debemos hacer poder excesivo, debiéndonos limitar hasta donde se extendería una línea imaginaria que atravesara al otro jugador de la cabeza a los pies. Ni más allá porque si el otro jugador se quitase quedaríamos indefensos, ni tampoco menos pues al no llegar nos descubriríamos igualmente. Desde esta posición o cuadra efectuaremos todos los palos posibles, siempre cuidando de estar bien atajados.
Hay que “abrir juego”, es decir, no permanecer en la posición indicada indefinidamente, sino que después de un ataje o parada se debe efectuar un mandado o golpe como “contra” o respuesta, a la parte vital que el otro jugador tenga descubierta, señalando, es decir, indicando los palos con un “variscasillo apenas” (ligero toque), nunca en la cabeza, cuello y entrepiernas, dejando el palo a escasos centímetros, con control que indicará destreza y precisión en el juego. Las combinaciones de técnicas con el cuerpo lo más relajado posible, estando sueltos pero ejecutando con firmeza los movimientos.
Durante el juego los jugadores observarán los ojos (hay que mantenerlos siempre abiertos), pues son los que indicarán el próximo “palo”. Es conveniente dejar el rostro impasible para no descubrir el juego.
Se jugará normalmente en silencio, sólo deberán “hablar” los palos, que se oiga su silbido y sonido al entrechocar, pues éstos nos indicarán las claves del juego.
Lo importante es “dejar jugar” a los palos, pues constituye la esencia del juego. Los “palos” surgen ante el otro jugador sin razonamiento previo, casi instintivos, automáticos según se ha razonado previamente en los entrenamientos. La mente sólo planifica el juego en general, los palos realizan el juego, el jugador debe ser creativo.
Se jugará en todo momento, es decir, nunca se perderá el control y la nobleza del juego del palo canario, porque en caso contrario no se estará realizando esta práctica al modo tradicional. Se acatarán los dictámenes del hombre bueno, el jugador de nobleza reconocida que haga de juez, reconociendo los palos y supervisando el juego.
Cuando dos jugadores alcanzan un buen nivel, el juego se desarrollará de una forma viva, dinámica. Las acciones surgen con fluidez, dándole vistosidad y belleza al lance, porque de lo que se trata no es de la simple demostración de superioridad entre dos contendientes, sino del arte de dos creadores para construir formas de gran riqueza técnica y suma espectacularidad, por medio de ejercicios de agilidad y destreza surgidos de los movimientos coordinados de cuerpo y palo que, aunque indican su naturaleza defensivo-ofensiva, se desarrollan respetuosamente a su principio tradicional fundamental, realización lúdica con el respeto hacia el otro (jugador, no enemigo), al que hay que “convencer”, no “vencer”. No se le ha de golpear, tan solo dejar claro que podría hacerse, que”el palo está dentro”. En esta práctica el control del contacto es fundamental, hay que evitar dañar al otro, así es como se demuestra conocer bien el Juego del Palo Canario.