Fauna y Flora
Fauna
Fuerteventura posee la mejor representación de avifauna de Canarias, con un número importante de especies nidificantes(muchas endémicas) y migratorias. Entre las diversas especies de aves que pueblan el municipio se encuentran: la tarabilla canaria, camachuelos trompeteros o pispos, algunas veces se pueden observar parejas de guirres, hubara canaria, aguililla, alcaravanes, cernícalo vulgar, lechuza, etc. Algunos de estos en peligro de extinción como el guirre y la hubara.
Entre los mamíferos encontramos el murciélago de borde claro, escaso y localizado, y la musaraña canaria. Otros han sido introducidos por el hombre como el erizo moruno o la ardilla moruna, ambas del continente africano.
Los reptiles cuentan con el lagarto atlántico, perenquén majorero y la lisa.
En lo referente a la fauna marina, se encuentran repartidos por las distintas zonas costeras: lisas, salemas, viejas, morenas, tamboril, chocos, tortugas y cazones.
El Guirre o Alimoche (Neophron percnopterus) es si duda el ave más emblemática de los majoreros. A su belleza intrínseca se le une la percepción de ser una especie beneficiosa para el hombre. Única rapaz carroñera de Canarias, limpia el campo de animales muertos, evitando así la propagación de enfermedades. En Fuerteventura tiene además una gran importancia cultural. Muchas leyendas sobre este pequeño buitre, transmitidas por la tradición oral desde hace siglos, evidencian la consideración de ave sagrada que , sin duda, tuvo entre “ los majos” antes de la llegada de los primeros europeos a estas tierras. Una de ellas, relacionada con el mito del Ave Fénix, asegura que cuando sienten la muerte, vuelan hacia el cielo y se desvanecen en el aire.Pero está a punto de desaparecer del Archipiélago. Extinguido en los años 80 de Gran Canaria y Tenerife, en Lanzarote su número es cada vez más escaso. Sólo Fuerteventura se mantiene como su último reducto. Apenas 22 parejas nidificantes que representan el 91 por ciento de toda la población canaria. Aunque también aquí tiene problemas. Ahora hay un 35 por ciento menos Guirres que hace diez años, y la tendencia sigue siendo a la baja.
No existe una única razón que justifique la desaparición del Guirre de Canarias. Son muchas, la mayoría producto de los grandes cambios económicos y sociales registrados desde mediados de siglo.
Tesoro de la Fauna Majorera, el Guirre es un ave de gran tamaño, con casi 1,65 metros de envergadura, una altura de 70 centímetros y dos kilos de peso. La silueta del adulto resulta inconfundible, blanca con una amplia banda negra en las alas y la cara amarilla. Los jóvenes son negruzcos, pero su plumaje se va aclarando poco a poco, tardando 5 años en ser igual al de sus padres y poder criar.
Ave básicamente migradora, Fuerteventura es uno de los pocos lugares del mundo donde su población es sedentaria. Sin embargo, en invierno pueden llegar a la isla ejemplares africanos o europeos, atraídos por su abundante cabaña ganadera. En esta época gustan de dormir juntos en zonas tranquilas, normalmente en torretas de la luz. Pero a partir de enero comienzan a ocupar sus territorios de cría, haciéndose un pájaro solitario.
Suele poner dos huevos en abril, incubados por la pareja durante 42 días. Normalmente sólo sobrevive uno de los pollos, el primero en nacer, que vuela 75 días después, hacia mediados de julio. Tras un corto período de aprendizaje, los jóvenes se independizan por completo de sus padres.
EL Burro Majorero es el único équido del archipiélago canario. Su presencia en Fuerteventura se remonta al período posterior a la conquista de las islas en el siglo XV. El historiador Abreu y Galindo narra que él mismo, junto al capitán general Luis de la Cueva, el obispo Fernando Suárez, el poeta Gonzalo Argote y el señor de la isla, participaron en Fuerteventura en el año 1580, en una cacería donde fueron abatidos 1500 burros.
Se encuentra catalogado por el Ministerio de Agricultura como raza autóctona en peligro de extinción. El Burro, una especie en regresión. La disminución en el número mundial de razas está afectando de forma dramática a todas o casi todas las especies.
Parece ser que los burros llegaron al Archipiélago canario durante el período inmediatamente posterior a la Conquista de las islas, en el siglo XV. Se cita el año 1450 como el de su introducción, realizada a través de la isla de Fuerteventura, por conquistadores asentados en las islas en sus frecuentes incursiones a las costas africanas.
Por tanto, podemos atribuir una directa ascendencia africana al Burro Majorero, a partir del tronco ancestral Equus asinus africanus. La característica “raya de mulo” en la espalda, la banda crucial y las zebraduras en las patas, así parecen indicarlo.
Desde Fuerteventura se fueron diseminando por todas las islas, aunque desde siempre y en la actualidad, su máxima concentración se dio en la isla Maxorata.
El censo actual es muy reducido. No superan los 200 individuos, con una tercera parte de machos y dos tercios de hembras, por lo que dicha población está catalogada en el estatus de “raza crítica en peligro de extinción” según baremo de Comité de Expertos de la FAO.
Aunque de ascendencia africana, y debido a la gran cantidad de años transcurridos, la raza se ha adaptado e integrado completamente al ecosistema de las islas, a sus suelos semidesérticos y volcánicos.
Su apariencia es proporcionada y equilibrada, resultando su conjunto muy armónico, y aunque puedan parecer frágiles son animales muy rústicos, longevos y sobrios. Vivaces, energéticos y resistentes a las privaciones, han reportado, desde siempre, útiles servicios a la población isleña.
Cualitativamente son individuos de plática brevilínea, formato elipométrico y perfil craneal subcóncavo. Su alzada oscila entre 105 y 120 cm a la cruz, con pesos comprendidos entre 125 y 175 kg.
Flora
En el municipio de Antigua predominan las formaciones vegetales que van de costa a cumbre, como el tabaibal dulce. Además tiene el tarajal canario y los saladares, con apetencias por suelos húmedos y salinos, bordean los acantilados litorales y las playas.
Dada la profunda alteración que ha sufrido, y aún sufre, el paisaje vegetal de este municipio, y en general el de la isla, con motivo de la acción directa del hombre o de sus ganados, la vegetación actual se caracteriza por un claro dominio de las comunidades de sustitución frente a los escasos restos de la vegetación potencial del territorio.
Luego entre las especies más características, siendo algunas endémicas, encontramos: cornua, tabaiba dulce, tabaiba amarga, tajinaste, verode, cardón y palmera canaria.
Entre la vegetación introducida, podemos destacar, las plantaciones de pinos, acacias, turneras y henequenes.
Una de las plantaciones que tiene gran auge en la actualidad es el cultivo del “aloe vera” por su uso terapéutico y en el campo de la cosmética, aportando unos ingresos incipientes a la economía insular.