Historia
La actividad económica de más auge entre los majos (nombre que se le daba a los antiguos habitantes de Fuerteventura) era la ganadería, especialmente caprina, y la agricultura, sobre todo cultivo de cereales.
La isla de Fuerteventura se encontraba dividida en dos cantones o reinos (Guise y Ayose). Su comunidad se vio sometida, como la del conjunto insular, al brusco proceso de culturización desencadenado por la expansión europea desde sus comienzos, como consecuencia del intenso tráfico esclavista, culminando luego dicho proceso con la conquista normanda y posterior colonización.
En los siglos XIII y XIV, se suceden diversas incursiones en la isla de Fuerteventura. No será hasta 1402 cuando se consuma la conquista por los normandos Jean de Bethencourt y Gadifer de la Salle, " aunque solemne y oficialmente se liquidase en Enero de 1405 con la sumisión bautismal". La villa de Santa María de Betancuria, fundada por el mismo Bethencourt, fue capital religiosa y administrativa desde 1405 hasta 1711.
La ocupación del territorio por Jean de Bethencourt significó la implantación de un régimen señorial de ámbito territorial y jurisdiccional, si bien con tendencia al traspaso de poderes a la élite insular. El normando efectuó la primera redistribución de la tierra entre los colonos de aquella procedencia y castellanos, incorporándose una parte de la élite aborigen a la nueva sociedad. No obstante las reducidas posibilidades económicas del territorio y la colonización de las islas realengas (Gran Canaria, La Palma y Tenerife) a partir del último cuarto del siglo XV, así como la elevada presión señorial sobre los vasallos, retrasaron el crecimiento económico de Fuerteventura hasta principios del siglo XVII, cuando la expansión de la viticultura en Tenerife y la Palma incrementó la demanda cerealista e impulsó la creación y desarrollo de un mercado interinsular, en el que Fuerteventura ocupó el papel de principal granero del archipiélago.
El actual término municipal de Antigua poseía buenas tierras de cultivo, de modo que a medida que la demanda interinsular de granos crecía, surgieron aldeas y caseríos como los de Triquivijate, Agua de Bueyes, Las Pocetas o Maninubre, entre los que pronto destacó el de Antigua, que se convirtió, con rapidez, en el más importante de la comarca . A ello ayudó el constituirse por su posición geográfica central, en el paso obligatorio de personas y mercancías entre la villa capital de Betancuria, situada al Oeste de la isla, y los puntos o embarcaderos de Caleta de Fuste y Pozo Negro, radicados en la costa oriental, y que generaban el mayor tráfico de importación y exportación insular.
Pero fue sobre todo en el siglo XVIII cuando Antigua comenzó a cobrar mayor rango, como núcleo urbano más próspero y poblado de Fuerteventura. Relevancia social que se apoyaba en una economía cerealista, a la que se agregó en los años finales de la centuria el cultivo de la barrilla, planta demandada para la elaboración de la sosa natural. Por aquella época se valoraba la riqueza agrícola y pecuaria de Antigua en poco más de dos millones y medio de reales. Esta riqueza llevó a los antigüenses a intervenir en forma más activa en la vida política insular, Betancuria, a la que ya doblaba ampliamente en población. Como capital, Antigua consiguió su distrito parroquial, aunque sólo pudo ser sede del Cabildo durante uno o dos años.
La crisis de mediados del siglo XIX afectó a la viticultura en Tenerife y la Palma, y por consiguiente a las exportaciones de cereales. A esto hay que sumar el descubrimiento de la sosa artificial, por lo que se dejó de exportar la barrilla. Todo esto produjo una riada emigratoria a Sudamérica, de modo que la población antigüense inició su retroceso demográfico, sólo paliado desde principios de la presente centuria gracias a la expansión del cultivo del tomate y actualmente gracias al turismo.